La práctica de la serigrafía engloba una variedad de aprendizajes que van desde los fundamentos técnicos hasta habilidades creativas y empresariales. Quienes se sumergen en esta técnica aprenden los principios esenciales, incluyendo la preparación de pantallas con emulsión fotosensible, el manejo de tintas y la utilización de equipos especializados como prensas de serigrafía. Además, desarrollan destrezas en el diseño de imágenes que se adaptan a la técnica, considerando la resolución y la complejidad. La preparación y mezcla adecuada de tintas se convierten en habilidades cruciales, al igual que el control de calidad y la capacidad para ajustar el proceso según sea necesario. La serigrafía fomenta la creatividad y la experimentación, permitiendo a los practicantes explorar diversas técnicas y materiales. Quienes incursionan en el ámbito comercial también adquieren conocimientos sobre el mercado, la demanda del cliente y la gestión de un negocio de impresión. Además, la serigrafía enseña valores como la paciencia, la precisión y la adaptabilidad, haciendo de esta técnica una experiencia integral y enriquecedora.
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